Los chistes hacen reír, y los dichos comunes en general tienen un efecto tranquilizador para las subjetividades de la misma parroquia. Se puede decir que disminuyen las tensiones.  Los primeros porque bromean sobre lo que “todos saben” pero no se dice y los dichos porque en general operan un pasaje que va de la falta, que por algo un sujeto puede sentir, al tapón de una consistencia dada por un imaginario tomado a la subjetividad. “Hasta el toro más mentado cae al jaguel en la seca” ...; “Sarna con gusto ni pica”...; “Al mejor cazador se le escapa la liebre”...; “Al que madruga Dios lo ayuda”...; “Todo tiempo pasado fue mejor”...

            Los dichos crean efectos imaginarios en la subjetividad de los paisanos, estas maneras populares funcionan uniendo momentáneamente, se podría decir, espejos rotos del yo. Algunas técnicas que se apoyan en algunas sabidurías populares intentan aliviar algunos sufrimientos.

            El arte del Kintsugi en Japón utiliza la metáfora de reparar un recipiente roto con uniones de oro mostrando que lo que se rompió y se logró arreglar es aún mejor de lo que está entero y no ha requerido de nuestra atención. Esta metáfora, que podría ser la de un sujeto dividido por su falta, y que en lugar de ocultar las rajaduras las pone en relieve pintándolas con oro, se utiliza como un ejercicio, que implica también un tapón imaginario, donde se elogia la paciencia y recuperación de frente a las frustraciones de la vida.

            Algunas más estructuradas podemos encontrar en la escritura, nos lo testimonia ya Freud: La correspondencia entre Freud y Schnitzler lo muestra donde él mismo confiesa: “Muchas veces me he preguntado con sorpresa, donde Usted pudiera encontrar este o aquel conocimiento que yo he conseguido con fatigosas investigaciones del objeto, y para luego llegar al punto de envidiar al poeta, que contrariamente admiro.”

            Vemos también cómo en la escritura en El informe de Brodie, el lugar que Borges reserva a los poetas lo demuestra … y por lo cual Borges hace concluir a Brodie el informe para Su Majestad a su regreso a Glasgow: “He referido mi estadía entre los Yahoos, pero no su horror que me visita en sueños... son un pueblo bárbaro, quizás el más bárbaro del orbe, pero sería una injusticia olvidar ciertos rasgos que lo redimen. Tienen instituciones, gozan de un rey, manejan un lenguaje basado en conceptos genéricos, creen, como los hebreos y los griegos, en la raíz divina de la poesía.” (1974, p. 1073).

            Creer en la poesía no es sólo reconocer los signos, sino que “el mar de significaciones” (Lacan, 1964-1965, clase del 2/12/1965) puede ser enigmático y a veces no tener sentido (pas de sens). Algunos Yahoos creían en la poesía e idealizaban al poeta, otros no creían en la poesía y los poetas debían huir para salvarse.

            Es una constante en Borges esta creencia, no sólo en la poesía, sino que el escritor debe algo a su pueblo (1960). Tal vez su creencia en la subjetividad lo hacía afirmar que algunos escritores que han sufrido el exilio como Joyce eran más libres de escribir porque no les deben nada a nadie. Pero más allá de los escritores que se refirieron al exilio o se refugiaron en él existe también el lugar del “ex” de lo que existe estando afuera.  Es así que Lacan entendió que somos todos, los seres humanos, exiliados. Esto nos podría llevar a preguntarnos, ¿quién no está exiliado? Esta es una buena pregunta a la que intentaremos responder al final. ¿Qué importancia tiene la escritura en psicoanálisis? ¿De qué escritura se trata? ¿Qué sucede con el sujeto que narra sus dichos que responden a la subjetividad de una época?

            Lacan en “Función y campo…” afirma en modo tajante: “que renuncie quien no pueda unir a su horizonte la subjetividad de su época”, se ha banalizado lo que se entiende por subjetividad y por época. A riesgo de perder de vista al sujeto y sus dichos, ¿qué sucede con sus decires que ex-siten a los dichos, quedan “olvidados” detrás de lo escuchado?

            ¿Qué pasa en la narración dialectal que se puede localizar en una época? Hay algo de lo emotivo que hace efectos en el sujeto, es tocado por los afectos, es afectado, su tiempo se detiene y entra en otro tiempo y esta ahí, en un “presente exterior”, sin saberlo, ex-sistiendo. Lacan utilizaba el “futuro anterior” como tiempo en el que se reencuentra algo del pasado, es el tiempo no cronológico, el après-coup de las formaciones del inconsciente. El tiempo del dialecto y todavía más en lo jergal que es en lo que se aproxima a lalangue, la lengua que conserva el goce infantil, es distinto, lo encarna solo el sujeto y está constituido de la langue de bois (Bousseyroux, 2015)[1] Kateb Yacine un autor argelí de la Cabilia, considerado el Bertold Brecht del teatro argelino, aunque no hizo un análisis que se supone que permite al sujeto decir o diocir (2015)[2], de todos modos Yacine logró descubrir a través de su tenaz comparación entre la creación literaria y la sociedad la importancia del dialecto. Y por este motivo, en los años setenta, decidió no escribir más ni en francés ni en árabe clásico, sino en dialecto árabe, porque se dio cuenta que su teatro de otra manera no podía llegar al corazón de la sociedad argelina. Hay distintos modos de escribir lo que no se puede decir, el arte lo demuestra con su acto creador. Pero el acto creador puede ayudar a crear un Ego como en Joyce. Pueden también en la neurosis permitir expresar algo que no se puede decir, queda por descubrir si los efectos sean duraderos.

            Entre las psicoterapias que se basan en la sugestión, hay una de moda, la EDMR (Eye movement desensitization and reprocessing), en particular utiliza la hipnosis, técnica quesabemos Freud abandonó porque sus efectos terapéuticos duraban poco y los síntomas se repetían sin la elaboración del sujeto a través de un psicoanálisis. ¿Por qué el retorno hipnótico al trauma que el sujeto, cree sea su “...peor”, puede ser elaborado con una palabra “positiva” que a su vez va a ser pensada mientras mueve los ojos siguiendo el péndulo de los dedos del terapeuta que a toda prisa quiere “reprocesar”? ¿Puede esta terapia, que tiene un cierto parecido con la novela de Anthony Burgess “La naranja mecánica”, donde el sujeto está obligado a ver una escena traumática, que alguna marca ha dejado, sin la elaboración de la palabra?

            Con mayor razón responderemos que no, a esta pregunta, si el análisis tiene lugar a través de la palabra. Lacan percibió que siempre algo de la verdad en la palabra escapa, se dice a medias y la llamó midire. Es entonces que inauguró desde el escrito “La carta robada” (1957)  en adelante y siguió con su escrito de ese mismo año titulado “La instancia de la letra en el inconsciente”, continuó con “Lituraterre”, un artículo que forma parte del Seminario XVIII en el que nos da un apólogo de lo que es para él la escritura y llega hasta el final de su enseñanza, cuando introduce una nueva escritura, el nudo borromeo, construido con redondeles de cuerda. Lacan presenta su nudo por primera vez en el Seminario XX, Encore (1972-73), dedicándole un capítulo a la función de lo escrito. En este recorrido la escritura es abordada a partir de la lingüística, la lógica y finalmente la topología.

            En un primer tiempo lo que hace función de real para Lacan se sitúa en el saber como un imposible, lo real es lo imposible de saber (Soler, 2009, p. 18 y ss.). En este momento, es real todo aquello que la estructura del lenguaje no puede aprehender, por ejemplo: el deseo, por ser incompatible con la palabra, la causa del deseo, por ser irrepresentable, o lo real que comanda a la verdad, porque ésta es impotente para decir lo real. Lacan utilizó el neologismo la maldición[3] Dominique Fingermann (2014, p. 84), ha enunciado muy claramente la maldición sobre el sexo y el equívoco de los dichos: La búsqueda de sentido a partir de la demanda dirigida al otro para que soporte el misterio del Uno. El cuerpo pulsional se designa a partir de este equívoco en el fabricar un sentido sexual con los objetos parciales, en la tentativa de crear la “relación sexual” desviando el malentendido y el malestar, siguiendo las huellas de la demanda del Otro materno.

            ¿Cómo hace el sujeto para arreglárselas con ello? Creando una ficción, “la del fantasma que determina la realidad”, el fantasma fija el contexto de la realidad, y al mismo tiempo, el fantasma construye murallas; es decir que el fantasma sostiene el deseo, pero al mismo tiempo es una barrera contra el deseo (Izcovich, 2016, clase del 13 de abril de 2016). El deseo del analizado apunta a las tripas, al cuerpo del otro y es ahí donde toca el goce y se acerca a lo real. La opción del psicoanálisis lacaniano “es una ficción orientada por el real”.

            Lacan nombró lo Real, entre este Real y el resto hay una frontera que llamó la letra y la escritura, ambos son necesarios para poder pensar un principio de conclusión de dicha experiencia, sin los cuales un psicoanálisis no tendría fin. Para poder concluir un análisis hace falta que no todo sea inasible, es preciso que algo se pueda cernir, y eso se logra gracias a la escritura.

            Lo que ya Lacan en su seminario Problemas cruciales para el psicoanálisis planteaba al intentar definir el significante es que: hay un orden del significante que es otro significante, esto es lo que lo define esencialmente. Da indicación del saber al que el significante mismo alude: a un “referente”, y que esa indicación, sea o no tenida en cuenta, permite distinguir entre la clínica freudiana y todas las demás. A un siglo de práctica psicoanalítica, ¿qué hace que el encuentro entre dos sujetos, en el marco de particulares condiciones, puede denominarse cabalmente un “psicoanálisis”, por oposición a una psicoterapia? Ese saber del significante o de cualquier formación del inconsciente nos dará cuenta, que ese referente será el real. Que no es simplemente una masa bruta y opaca. “Lo real está estructurado” (Lacan, 1964-1965, clase del 2/12/1964), no sabemos por otra parte en qué, en tanto tenemos el significante que no es universal.

            Podríamos pensar a la tentación de la respuesta de la psicología que ven en la causa de los comportamientos traumas reales. Me recuerda una situación de una mujer que de niña estaba jugando a las escondidas, durante el terremoto del Friuli del ’76, y se le cayó el granero encima del baúl donde se había escondido, estaba muy oscuro allí y faltaba el aire hasta que la encontraron. Luego de ello, por años no podía dormir de noche. Quizás se podría decir un trauma de guerra según Freud. En cambio, no sólo La mujer había entretejido a ese trauma, otro trauma, su trouma[4] personal, se sentía siempre en el lugar de la excluida. ¿Qué fue ese lugar, en su doble significación, en el que ella se refugió para seguir andando por la vida? Fue su subversión. ¿Qué es lo que nos hace llamar a esta solución puntual la del sujeto, según Lacan, una subversión? (1966). Aunque pueda decirse que la época actual por la pandemia nos pueda traumatizar.

            Quien ha optado por la práctica psicoanalítica, lleva al sujeto a contrastar el real pero lo hace teniendo en cuenta los procesos de alienación y separación del sujeto, que hacen a la caída de las identificaciones y esto en la transferencia que no se cristaliza en un ejercicio hipnótico, ni sugestivo. Lacan llamó a los “psicoanalistas que estén a la altura del sujeto” puede parecer poco clara pero es verdad. ¿En qué? ¿Dependerá la forma que tome en la transferencia, para considerarlo analítico o no, analizable o no? No se receta un análisis a “todo el mundo” como en la opereta de Donizetti El elixir de amor. ¿Y de qué, cuando ese saber hace nupcias con el goce, para poner en entredicho cualquier placidez del lugar del analista, cuando ambos, éste y su paciente, se topan con los limites del discurso?

            Que lleva a Lacan a tratar la temática de la alienación, más allá de la habitual referencia a la separación para dar cuenta en la exposición y comentario del caso de Ella Sharpe (1964-1965, 3/2/1965), para dar cuenta de los impasses a los que ésta llega con sus interpretaciones.

            Interrogantes, entre otros, que hacen ocasión, entonces, para pensar la práctica analítica, su teoría y su clínica, en términos de lógica. Es decir, dar cuenta de la lógica factible y necesaria que es preciso darle a los problemas cruciales del psicoanálisis (para seguir la línea de la referencia lacaniana que elegimos) para que este pueda ser considerado como tal y no otra cosa, en particular en tiempos en que la oferta social de esas "otras cosas", con el ropaje de lo terapéutico, se multiplica y desborda en abundancias crecientes. Aún entre los psicoanalistas se encuentran distintas posiciones que van desde aquella kleiniana, a la freudiana para llegar a la opción lacaniana. Escuchamos de manera corriente, entre los psicoanalistas que optan por Lacan, dos proposiciones que se vinculan entre sí. La primera es que el lenguaje precede al sujeto, y la segunda que hay cuerpo porque un organismo es atravesado por el lenguaje. Propuestas que separan el psicoanálisis de toda biologización del sujeto que interesa al psicoanálisis y aún del cuerpo que lo sustenta.

            Una lógica que introdujo Lacan, y a mi parecer, arroja luz sobre las cuestiones de la psicosomática y la mediación simbólica o no, que le permitirá desarrollar a partir de la lógica nodal. Lacan en la conferencia de Baltimore hace girar su discurso acerca de la estructura como mixtura de una Otredad, condición sine qua non de absolutamente cualquier sujeto.

            Es necesario recordar que “no hay otro soporte para el cuerpo que el corte que antecede a su desmontaje”, por ello la introducción del corte del tiempo de las sesiones que ha permitido cernir el goce de la narración en un psicoanálisis. En el tiempo de un psicoanálisis, los cortes de las sesiones, permiten al analista jugar con su presencia y ausencia que ofrece una dinámica en la cual, donde el síntoma fundamental y el cuerpo resultan “un tablero de ajedrez”, a decir verdad en el ser hablante (parlêtre), el hecho que quién decide el juego que se juega sea el tablero, o sea: el tablero del cuerpo, la concepción del cuerpo determina la dirección de la cura. Porque cuando un goce es capturado al cuerpo, éste se vuelve el lugar del otro. A diferencia del sujeto en la dialéctica del falo donde el goce está fuera del cuerpo, está en el goce/deseo de ser todo o parte del Otro.

            La introducción del adverbio...lo peor, que me interesó colocar en el título de mi trabajo precisamente como contrarrestando con el decir que va a contra pelo, lo que ex-siste al dicho, subrayando la diferencia entre el agujero que precede a ... o peor, o sea el decir del sujeto (Lacan, 1971-1972). La apuesta lacaniana es saber cómo el psicoanálisis puede contrarrestar el advenimiento de lo real. (1975) Esto lleva tiempo y no es la misma la apuesta de las psicoterapias. Restaría de ver la calidad de este tiempo.

            Del psicoanálisis Lacan da en su seminario “El saber del psicoanalista”, una definición simple de la neurosis: es la individuación de un significante que ha marcado un punto en el cuerpo. Por otro lado, en el largo trabajo de un análisis se trabajará bajo la transferencia, que necesita de su tiempo. Una transferencia que es una ficción pero que permite desplegar el propio fantasma que a veces, aunque el sujeto sea neurótico puede parecer delirante.

            Cuando se habla de delirio del fantasma no se exagera, y en la dimensión de un psicoanálisis mediante la ficción de la transferencia es que el sujeto pasa también de la alienación a la separación. Es ahí donde la escuela de psicoanálisis ofrece un dispositivo en el cuál se puede saber si la experiencia de un análisis toma el sesgo de una nueva ficción o de un saber que toca el real. Este es el desafío de Lacan que se dirige al analista con el: Tu puedes saber, y producir un saber inédito. Por ello evoca Lacan en Radiofonía, que “hace falta tiempo”, para “hacerse al ser” para que algo de esos puntos de suspensión, ... o peor, se pueda cernir.

 

Bibliografía

-Borges, J.L. Cfr Conferencia sobre Joyce en La Plata 1960. Descargar PDF

-Borges, J.L. El informe de Brodie en Obras completas. Buenos Aires, 1974. Emecé Ediciónes.

-Bousseyroux, M. (2015) ¿Por qué Lacan el Borromeo? Tres conferencias en Tarragona. 20 marzo 2015.

-Fingermann, D. (2014). Revue En-Je lacanien. Poéthique de l'analyste. N° 21: “La responsabilité sexuelle de Marguerite Duras”. France: Editons éres, 2014.

-Izcovich, L. (2016). Le certitudes de l'angoisse. Lezione 13 de abril 2016. Cours du Collège de clinique psychanalytique de Paris (2015/2016).

-Lacan, J. (1964-1965). El Seminario XII: Problemas cruciales para el psicoanálisis. Inédito.

-Lacan, J. (1966). La subversión del sujeto y dialéctica del deseo en el inconsciente freudiano. Escritos 2. Buenos Aires: Siglo XXI.

-Lacan, J. (1966). Conferencia de Baltimore. Inédito. Disponible en www.acheronta.org

-Lacan, J. (1971-1972). El Seminario. Libro XIX: o…peor. Buenos Aires: Paidós.

-Lacan (1975). La tercera. Intervenciones y textos 2. Buenos Aires: Manantial, 2010.

-Lacan, J. (1970) Radiofonía. Otros escritos. Buenos Aires: Paidós.

-Soler, C. (2009). L´inconsciente réinventé. Paris: Puf.



[1] Langue de bois es un término francés que designa las jergas especificas de ciertos ámbitos, en que con frecuencia no se entiende nada. Por otra parte, su traducción textual es “lengua de leña”, en clara sintonía con la “leña seca” constitutiva de lalangue. (Nota de la autora).

[2] Del neologismo lacaniano dieure: inclusión del término Dieu (Dios) en el infinitivo Dire (decir que ha sido traducido en español como “diocir” (Nota de la autora).

[3] Maldición sobre la relación sexual es la traducción del neologismo creado por Lacan en “Televisión”, donde juega con el equívoco entre maldecir (maudire) y decir mal (mal dire) haciendo alusión a la diferencia sexual. (Nota de la autora).

[4] Lacan inventa el termino troumatisme (trauma – trou) aludiendo a lo que agujerea a los sujetos.


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